Las primarias del 13 de agosto resultaron más favorables al Gobierno de lo que anticipaban las encuestas, y si bien los cargos se elegirán el 22 de octubre, implican un fuerte espaldarazo para la gestión de Cambiemos. Ese resultado refuerza la expectativa de fortalecimiento en el Congreso con las elecciones de octubre.
En lo financiero, el mercado reaccionó con optimismo a estos resultados, lo que se vio reflejado en fuertes alzas en la bolsa y bajas en el riesgo país -a un nivel por debajo de los 400 puntos- y del dólar, que desde entonces operó por debajo de $ 17,5 en el segmento mayorista, tras hacerlo a valores cercanos a $ 18 en las semanas previas, por la incertidumbre previa a las PASO.
De validarse en octubre los resultados obtenidos en las elecciones primarias, la proyección en el Congreso implicaría una modificación que para Cambiemos será clave. En Diputados, el bloque del oficialismo pasaría de los actuales 86 diputados a entre 104 y 107, una notable mejora, pero aún lejos de la mayoría para el quórum propio. Mientras que el kirchnerismo perdería siete bancas, el bloque que responde a Massa sería el mayor perdedor, al pasar de 36 a 22 escaños. Así, en Diputados, Cambiemos tendría la primera minoría. En el Senado, donde Cambiemos apenas tiene 17 de las 72 bancas, pasaría a 25. Las siete bancas adicionales son las siete que pierde el kirchnerismo, que dejaría de tener la mayoría y disputaría la primera minoría con Cambiemos.
Las elecciones de medio término generan también en el plano económico-financiero un alargamiento del horizonte, hoy centrado en el muy corto plazo y que podría despejarse hasta 2019. Esto facilitará que el Gobierno obtenga los recursos para financiar el déficit fiscal. Si bien el tamaño de la deuda pública en el mercado sigue siendo bajo, la clave para lograr reducir el costo de financiamiento en los próximos años tiene como punto de partida un horizonte político despejado, pero también se realimentará de los avances en lo que hace a la reducción concreta del déficit fiscal.
Por su parte, las buenas expectativas que generaron las elecciones a nivel financiero y empresario ya tuvieron su correlato en los consumidores, cuya confianza registró una notable suba de 12% en agosto con respecto a julio, según el relevamiento mensual de la Universidad Di Tella. La mayor suba se dio en la percepción sobre la situación macroeconómica, que trepó 16,5% en el mes, después de tres meses consecutivos de baja. Por su parte, el subíndice de situación personal aumentó 9,4%, y el de bienes durables e inmuebles subió 8,1%. En la distribución territorial, todas las regiones tuvieron mejoras; en particular, en la ciudad de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires se produjeron las mayores subas, de 16% y 13%, respectivamente. Por su parte, la confianza del consumidor en el interior del país subió 8,5% mensual.
De mantenerse esta tendencia, los niveles de consumo mostrarán mejoras algo más marcadas de lo que se está registrando en forma muy moderada en los últimos meses. En esto también colaborará el anuncio de aumentos para las jubilaciones y asignaciones familiares. No obstante, la persistencia de tasas reales de interés positivas y las mayores alternativas de ahorro impiden esperar un boom de consumo.
En este contexto, el punto que lucía más débil hace unos meses, la actividad, está mostrando una buena performance, superando incluso nuestras expectativas. Los datos oficiales marcan que la economía ya está creciendo a un ritmo superior al 4% anual desde junio, lo que coincide con nuestra estimación. Incluso, en julio, la actividad económica mantuvo el elevado nivel de junio, por lo que en forma interanual el crecimiento fue de 5%.
Nuevamente, el alza fue generalizada, y solamente el sector de la minería tuvo una caída interanual, como ya había ocurrido en junio. La construcción volvió a liderar el crecimiento, apuntalado por obra pública a un nivel récord y un fuerte aumento de la obra privada, alentada por el crédito hipotecario y favorecida por la suba del tipo de cambio. La intermediación financiera logró una fuerte recuperación, de la mano del alza del crédito, en tanto que el sector agropecuario mantuvo un elevado crecimiento, tanto por la ganadería como por la producción agrícola. Por su parte, la industria volvió a crecer, algo menos del 6% anual, por segundo mes consecutivo, mostrando una importante recuperación de casi todos los sectores, pese a lo cual varios aún no recuperaron la caída del último año y medio.
Así, esta performance reciente de la actividad que está superando las expectativas, permitiría que el PBI se expanda al menos un 3% este año.
La recuperación de la actividad, más lenta al comienzo, es decir, en el segundo semestre de 2016, y más robusta en los últimos meses, ha impactado positivamente en el empleo registrado. Según datos oficiales, en junio pasado, el empleo registrado total ascendió a 12.152.200 puestos, lo que implica un alza de 1,6% anual, o unos 186.400 empleos netos adicionales. En términos desestacionalizados, los datos confirman que el empleo neto mantuvo la recuperación de los últimos meses, con una suba de 15.870 puestos entre mayo y junio, fundamentalmente por el empleo en el sector privado.
De hecho, en los últimos meses el factor de recuperación del empleo viene siendo el sector privado, en tanto que el empleo público se mantiene estable, lo que contrasta con lo que venía ocurriendo previamente, y especialmente en los últimos años, algo que es muy positivo.
La evolución del empleo por sector tiene una correlación directa con la performance de la actividad sectorial. De hecho, el alza interanual del empleo en el sector privado registrado, de 50.100 puestos netos, estuvo impulsada por la construcción, que tuvo una mejora de 9,6%, seguida por una suba de 3% en los sectores de servicios sociales y de salud y los de electricidad, gas y agua, aunque entre éstos la suba fue dispar en términos de empleos creados: 9800 puestos en el primer caso y 2200 en el segundo.
Otros sectores con crecimiento neto del empleo fueron los hoteles y restaurantes, el comercio, y los servicios inmobiliarios y de enseñanza, que en conjunto absorbieron unos 30.000 puestos laborales.
Por el contrario, la industria manufacturera registró en junio 2800 despidos, lo que dejó al sector con 33.000 trabajadores menos que en ese mismo mes de 2016. En tanto, el sector de minas y canteras, rubro en el que se cuenta también el movimiento de contrataciones en la industria petrolera, despidió 300 trabajadores en junio, lo que a nivel interanual significa que hay 4500 trabajadores menos.
En síntesis, estimamos que el apoyo político obtenido por el Gobierno y la buena marcha de la actividad que se mantendrá en los próximos meses reforzarán el esfuerzo del Banco Central por cumplir la meta de inflación, lo que implica que las tasas de interés se mantendrán estables en el corto plazo. Pese a esto, difícilmente la tasa de inflación baje de los niveles actuales en lo que resta del año, lo que implica que el Banco Central no cumplirá casi con seguridad la meta de un techo de 17%. A su vez, el escenario financiero para los próximos meses aparece más tranquilo a partir del triunfo del Gobierno en las elecciones primarias, aunque el tipo de cambio puede tener volatilidad, afectado tanto por situaciones locales como internacionales, ya que el Banco Central se maneja con un esquema de tipo de cambio flexible y muy poca intervención. Pese a esto, estimamos que en el corto se moverá entre los $ 17 y los $ 18.
Fuente: La Nación.